miércoles, 30 de noviembre de 2011

COCINA Y PRISA: INCOMPATIBLES

El otro día empecé a preparar un bizcocho 4/4, aunque acabó siendo una crónica de un desastre anunciado, ya que lo que empieza con prisa, el final tambiñen llega deprisa.
Iba preparando los ingredientes con calma, pero cuando me doy cuenta de que me faltan huevos, y sigo sacando el resto de cosas, suena el móvil, y un amigo me pide un favor. Como no se decir queno, a pesar de ir con el tiempo justo le digo que lo acompaño a hacer una gestión que no sabe hacer solo. Bajo corriendo a comprar los huevos, y olvido revisar si me falta también mantequilla.
Cuando vuelvo del super, llega él y nos vamos. A la vuelta ya solo me queda montar las claras y empezar a diluir el chocolate en la mantequilla. Menos mal que la mantequilla estaba justa, aunque me faltaban 15 gramos.
Meto toda la masa en dos recipientes, y aunque eran las dos menos veinte, y abría tiempo suficiente hasta las tres menos diez que me voy, algo tenía que pasar.
A los 20 minutos de introducir los dos moldes en el horno, le doy la vuelta a la bandeja para que el mayor calor no de siempre al mismo recipiente. Pero las prisas hicieron que el molde de atrás cayese en el cristal de la puerta, y como todavía quedaba una parte considerable de líquido, se quedó pegada en la puerta. Me cago en la ....!!

Con este panorama, no tenía más remedio que intentar quitar toda la masa que pudiese del cristal para poder cerrar la puerta y seguir la coción del otro molde con el bizcocho intacto. Pero además de quemarme la mano, no conseguía despegarlo todo, que para colmo se había colado por un agujerito de la puerta.

Al final, además de haber echado a perder un bizcocho, el otro no iba a terminar la cocción. Y mientras tanto se me enfriaban las lentejas que me estaba comiendo. El panorama era muy triste; en una mano tenía la cuchara con la queme comía las lentejsam y con la otra intentaba rascar todo el chocolate pegado.
Ya eran más de las dos y media, y preferí comerme una naranja y dejar las lentejas.
A las tres menos cuarto la situación era que había comido a medias, y el bizcocho que quedaba entero no había terminado de hacerse. Decidí apagar el horno y dejar el bizcocho dentro, esperando que terminase de hacerse.

Resultado final: me quedo con hambre toda la tarde en clase, y el bizcocho se queda un poco crudo en el centro.

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