Este fin de semana lo hemos pasado con las manos en la masa; hasta al móvil le ha crecido una costra de pan. Ansiosos esperábamos la fermentación de la masa, y como niños con su primer juguete dimos forma a esa masa cuyo olor a levadura embriagaba la cocina. Inmóviles permanecimos frente al horno, observando la crecida de la masa. Los minutos se hacían eternos, y el resultado final se hacía esperar. El pan nos miraba y nosotros lo tocábamos preguntándonos cómo sería por dentro.
No hay palabras para describir nuestros maravillosos panes. Aquí os dejamos unas fotos de las criaturas.
No hay palabras para describir nuestros maravillosos panes. Aquí os dejamos unas fotos de las criaturas.
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